Redactar cartas, un arte que vamos a recuperar
No nos olvidemos de las cartas
Seguramente a ninguno de nosotros se nos ocurriría renunciar a nuestro trabajo a través de un mensaje de WhatsApp. Lo que corresponde es escribir tomando un modelo de carta de renuncia y expresar, a nuestros empleadores los motivos por los que renunciamos, aunque sea una renuncia irrevocable y no nos importe si la aceptan o no.
Las cartas formales – y aquellas que no lo son tanto – ocupan un lugar destacado en la comunicación empresarial, comercial, laboral, etc. si uno hurga un poco en la web, seguramente encontrará numerosos modelos de cartas, para distintas ocasiones. Pero, aun así, contando con estos modelos, las cartas deben tener cierto toque personal, especial, que haga que el destinatario sienta que el espíritu de la carta está conectado con él.
Al redactar una carta, estamos poniendo en ella todos nuestros objetivos, pretendemos convencer y transmitir algo a su destinatario, y ese algo debe ser expresado con claridad para evitar confusiones. Queremos qué quién lea la carta sienta lo que queremos decirle, que lo entienda tal y cual como está en nuestra cabeza. Esa tarea no es sencilla, por eso desde estas páginas queremos recorrer un camino contigo, que ayude a superar las dificultades que significa redactar una carta, más allá de los modelos de cartas pre existentes.
Cartas para todos
Cuando el hecho es redactar una carta, es seguro que estamos ante un acontecimiento que requiere la mayor de las formalidades. Por ejemplo, una carta de pago de deuda. Si estamos reclamando que un cliente nos abone una deuda, además de las formalidades del pedido, la carta debe contener cierto estilo que permita dejar bien claro nuestra necesidad de cobrar pero que a la vez no lesione nuestra relación con el cliente. Es por eso que una buena redacción, una correcta ortografía y el uso adecuado de las palabras se impone en todo momento.
Lo mismo ocurre con los modelos de cartas de renuncia a nuestro empleo. Cuidar los términos es importante, siempre debemos evitar que una carta de estas características cree una barrera entre nuestro empleador y nosotros, más allá que nuestra renuncia sea irrevocable. Uno nunca sabe si por esos avatares de la vida, deberá volver a solicitar un trabajo en esa empresa.
A veces, por circunstancias dolorosas, nos vemos en la obligación de solicitar algún tipo de ayuda a una entidad estatal, sea para nosotros o para un tercero. Una carta de petición de ayuda debe ser lo suficientemente clara y sus argumentos fuertes para que logremos convencer de la corrección de nuestra solicitud. En este caso, y dado que siempre este tipo de ayudas son escasas, la carta juega un rol vital.
¿Qué significa escribir bien una carta?
Las cartas formales suelen tener un esquema sencillo de aprender. Un encabezado con la fecha y el lugar, los datos del destinatario de nuestra carta, un espacio para colocar la referencia o tema de la carta si fuera necesario, el cuerpo en sí mismo de la carta y, por último, la firma y datos del remitente de la carta.
Hasta aquí no hemos dicho nada novedoso. En esto, todos los modelos de cartas se parecen mucho. Pero luego llega la hora de darle contenido, es decir que nuestras ideas y todo aquello que queramos transmitir sea correctamente interpretado. Nadie quiere malos entendidos y que, finalmente, la carta termine cumpliendo los fines contrarios para los que fue elaborada.
Un ejemplo interesante es una carta de recomendación. Esta carta tiene un doble valor, ya que alguien es recomendado – ya sea para un trabajo o cualquier otra actividad – por el redactor de la carta. En esta misiva se juegan las reputaciones de quien recomienda y de quien es recomendado. Miren ustedes la importancia de esta carta, y cómo una mala redacción puede afectar a dos personas al mismo tiempo.
Retomando, más allá de las formalidades, las cartas requieren una excelente redacción, una ortografía correcta. Acá queremos detenernos unos instantes. Hoy la mayoría de los procesadores de textos poseen un corrector ortográfico, pero este corrector sólo identifica palabras que están mal escritas y a veces usamos mal una palabra correctamente escrita. “Perdió la mayoría de los bienes de su caza” no es lo mismo que decir “Perdió la mayoría de los bienes de su casa”, ambas frases están correctas ortográficamente, pero una está definitivamente mal. Por eso no dejes la ortografía en manos sólo de la tecnología, revísala tú mismo o pídeselo a alguien en quien confíes.
Redactar una carta es un hábito que queremos recuperar desde estas páginas. A lo largo de ellas iremos analizando los distintos tipos de cartas para sus más diversos fines. Trataremos de poner de relevancia dónde debemos poner el acento o la fortaleza en cada uno de los casos. Además, ser un buen redactor de cartas es un pre requisito para la obtención de algunos empleos.
¡El desafío de escribir buenas cartas!