¿Cómo expongo el trámite de mi jubilación?

No son pocas las personas que se encuentran en la compleja situación laboral de redactar “la carta final”, sin importar el puesto que uno ocupe en una empresa, en algún momento de la vida se presentará la necesidad de escribir una carta de jubilación. Por lo tanto, es menester estar preparado para elaborarla de la mejor manera, siendo respetuoso, amigable y, sobre todo, claro. Aquí te diremos como hacerlo de la mejor manera en unos cuantos pasos.
¿Cómo expongo el trámite de mi jubilación?

Han decidido jubilarse y ese acto, por lo general, es voluntario (en algunos contextos laborales y legales, el patrón posee la facultad de jubilar “por oficio” a quien no haga el trámite de forma voluntaria, pero que igual cumplió con los extremos para culminar la relación laboral activa). Dicho esto, debe tratarse de un oficio ordinario por los aspectos que conforman su estructura, pero no tan simple, dados los documentos probatorios que deben recopilarse de forma previa y adjuntar en la carta de solicitud de inicio del trámite jubilatorio. De esta forma, luego de la fecha (lugar y día), vendrá el saludo correspondiente, el desarrollo del texto y la despedida. Pero, sobre la fecha y el desarrollo, deben exponerse algunas precisiones, según el lugar y contexto normativo-legal prevalecientes: (a) Fecha: en ciertos casos, el trámite de jubilación puede iniciarse con meses, semanas o días de anticipación al momento en el cual se cumplen, de forma total, los años de servicio mínimo en una empresa o institución dada, requeridos estos para disfrutar la jubilación; en otros no. Aquí se pide que semejante petición debe proceder por lo menos un (1) día después de cumplidos aquellos años de servicio. (b) Desarrollo: en esta sección o párrafos, más que “hacer alusión a” debe remitirse al destinatario a ciertos documentos adjuntos al oficio principal con los cuales el remitente tiene que demostrar, sin lugar a dudas, que cumple los extremos o requisitos para optar al otorgamiento de la jubilación; entre otros: antiguos recibos de pagos de sueldos o beneficios, estados de cuenta bancarios, constancia de trabajo vigente, constancia de años de servicio prestados en otras instituciones (cuando se trata de la administración pública en ciertos casos), etc. Nada que deba faltar para que el trámite resulte exitoso. ¡Y que lo disfrute por merecido!

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